Robert Redford se convirtió en una de las estrellas más brillantes de Hollywood a partir de mediados de la década de los 60. Su ascenso a la fama se consolidó con los papeles protagonistas en películas como ‘Descalzos por el parque’ (1967), de Gene Saks, y ‘Las aventuras de Jeremiah Johnson’ (1972), de Sydney Pollack, que dieron pie a que más tarde . A lo largo de su carrera, Redford ha cosechado numerosos reconocimientos, incluyendo una nominación al Oscar a Mejor actor principal por ‘El golpe’ (1973), de George Roy Hill, un Oscar a la Mejor dirección por ‘Gente corriente’ (1980), y finalmente el Oscar honorífico en 2002 por su trayectoria como actor, director, productor y fundador del Festival de Cine de Sundance.
La trayectoria de Redford estuvo marcada por su relación profesional y personal con otra leyenda de Hollywood, el actor Paul Newman, con el que compartió pantalla en varias ocasiones. La estrecha relación de amistad que ambos forjaron trascendió las fronteras de lo profesional, dando lugar a una relación genuina y duradera. Ambos protagonizaron juntos dos películas que se han convertido en clásicos del cine hollywoodiense: ‘Dos hombres y un destino’ (1969) y ‘El golpe’ (1973), ambas dirigidas por George Roy Hill. Sobre su primera colaboración conjunta, Redford expresó: “Paul es el hombre más generoso con el que he trabajado. Tuvimos una relación fantástica durante el rodaje de ‘Dos hombres y un destino’. Fue una de las experiencias más felices de mi vida”.
La exitosa relación laboral entre ambos actores en pantalla era evidente, aunque como Redford señaló: “Cuando hacíamos las películas, nadie usaba la palabra ‘química’. Tampoco usaba nadie la palabra ‘vínculo’. Simplemente era: ‘¡Sube ahí y haz tu trabajo!’”. Sin embargo esta naturalidad en su relación profesional era un reflejo de su profunda amistad fuera de las cámaras. Los dos compartían no solo una visión similar del oficio interpretativo, sino también un compromiso férreo con las causas sociales y medioambientales. El propio Robert Redford señaló en una ocasión que “hay ciertas amistades que a veces son demasiado buenas y demasiado fuertes para hablar de ellas”.
El fallecimiento de Paul Newman en 2008 afectó profundamente a su inseparable compañero de reparto. La pérdida de su amigo y compañero de profesión durante tantos años le llevó a reflexionar sobre el impacto que Newman había tenido tanto en su vida personal como en la sociedad estadounidense: “He perdido a un verdadero amigo. Mi vida, e incluso este país, Estados Unidos, han sido mejores gracias a su presencia”. La muerte de Newman a los 83 años marcó el final de una era dorada del cine estadounidense, pero sobre todo, significó para Redford la pérdida de uno de sus amigos más cercanos, alguien con quien además de haber compartido el set de rodaje, también compartió risas, confidencias y una visión común del mundo del entretenimiento y la filantropía.
FOTOGRAMA